Tacos de plataforma Bridgestone con superficie para conducir en asfalto mojado. |
Habría llegado a su oficina con mal aliento, hambriento, mal dormido, y un mensaje con un papelito pegado en la pantalla de la lámpara de su escritorio diría: "Nos llevamos tu laptop para una presentación, te la traemos en dos días. Ah, y acordate de diseñar los zapatos para la próxima temporada". Y él habría leído sin ninguna emoción el papelito. Ninguna. Continuaría sosteniendo el papelito en su mano a veinte cm de su cara sin decir nada. Hasta que habría sonreído. Habría estirado las comisuras de sus labios hasta redondear sus caídos pómulos, sus dientes aún amarillos del mal café habrían relucido la glucosa de los azúcares de sobrecito como un tablonado laqueado y con una gran habilidad habría hecho del papelito un bollo con solo tres dedos, el pulgar, el índice y el mayor. Habría continuado sonriendo pero con su mirada donde antes estaba el papelito, antes de ser el bollo que ahora apretaba con una fuerza innecesaria en su puño. Y habría reído, fuerte, muy fuerte. Habría reído como un loco, exagerada y forzadamente, y sin tirar el papelito de su mano tomó un papel, un lápiz y, riendo estridentemente, diseñó los zapatos de la próxima temporada. Esa fue su venganza contra las personas que esa mañana se habían levantado descansados, se habían dado un baño tibio y feliz, se habrían vestido con la casa colmada del aroma del café y las tostadas y la manteca.
Los detractores temen el reemplazo de la clásica cartera por las plataformas multiuso. |
Típica colisión de dos zapatos de un mismo par. No hay reglamentaciones para su uso público. |
Habría continuado riendo toda esa tarde, y la mañana siguiente, y dos días más. Y de tanta risa se le habría pasado el enojo. Y se habría arrepentido, pero ya habría sido tarde. La parodia de un Chernobyl pret-a-porter había tenido una grieta en el decoro por donde se filtraba la femeneidad y la motivación para todos los hombres de la tierra. Y habría mirado la catástrofe desde todas las terrazas del mundo, y en la última, y esto sí se sabe... lloró.
Mausoleo del diseñador de una mala noche. Su lápida reza: "La vida es un café y un buenos días". |
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